lunes, febrero 23, 2004

Enter The Iceman: el mito del hombre de hielo.

Otro de mis personajes, por llamarlo de alguna manera o actitud que es digamos predominante en mí es el de parecer un ser indiferente, frío y duro.

Quien me ve cotorreando y a la vez vuelve a ver pero ya en esta actitud se sacan mucho de onda, como que son actitudes tan extremas que pareciera que se trata con una persona totalmente diferente.

Pero para ser sinceros, no es que sea indiferente o frío. Lo que sucede es que me quedo callado de repente y se da la impresión de que ando decaído o triste.

Cuando me pongo a pensar, entonces sí, me abstraigo casi totalmente del mundo, como que me pierdo (y luego para encontrarme!)

He conocido a otra persona con características similares llamada Eli (Preciosa mujer aquí entre nos) Podía estar riendo a carcajadas y en un par de minutos cambiar totalmente su actitud a algo reservada y callada. Y siendo sinceros, sí se saca uno de onda.

Otra de las razones por las que me gané el apodo de Iceman, es porque no comparto mis sentimientos fácilmente. Y recuerdo que antes era un master en esquivar preguntas de ese tipo. Era tan bueno que Eloy Cavazos se quedaba corto. Y Olé!

Pero para qué compartirlos? Que flojera. Ahora que veo, pocas veces pido consejos de algo y menos de ese tipo.

Y hablando de consejos, no soy bueno para darlos. Casi siempre digo que en tiempo pone las cosas en su lugar.

O si no, pregunto qué es lo que quieres?- No que esto. Pues hazlo-respondo. –No pero esto. –Pues no lo hagas! Dicen que soy muy ambiguo al dar consejos y la verdad no me gusta darlos pero con que uno se responda: Qué es lo que quieres? Se solucionan muchas cosas!

Creo que me aparte del tema principal, que por qué soy tan huraño en cuanto a sentimientos.

Mmmm, puede ser desconfianza, o protección. Pudiera ser la manía de los Leos de ser autosuficientes, no sé o una mezcolanza makabrona. Mas el hecho de que no se externe no significa que no existan. Soy humano como todos, con alegrías y sinsabores, no un robot (Aunque le falta aceite a mi rodilla).

Sin embargo poseo una debilidad. Mis ojos, que es donde se ve casi de manera transparente (como las aguas negras de Soledad) lo que mi persona siente. Lo bueno y malo del caso es que ya pocas personas no se van con fintas e interpretan las miradas y dicen: Y ahora? Por qué tan contento o tan agüitado?
El hombre de hielo no es tal, es sólo una máscara más, una de las múltiples máscaras que me pongo a veces.

Dicen que las personas reservadas son las más apasionadas....No necesariamente.

Ja! Pero a decir verdad, me encanta jugar con las emociones de los demás. Que conste que no dije sentimientos, aclaro, es que luego malinterpretan las mujeres! No las conociera!

Y cómo juego? Pues me pongo serio (aunque ande riendo por dentro) y hablo así duro y directo.... Para luego sacar una bromita y regresar nuevamente a ser hostil o me hago el ofendido.

O juego con ambas máscaras al mismo tiempo al mismo tiempo, que está cañón...... Para acabar en un estallido de carcajadas!

Yo me auto nombro Iceman por otra razón: me encanta el frío! Claro, no tan extremo.

Soy feliz cuando baja la temperatura (también me dicen oso polar... pero es que la carme de foca está buena!) y aunque la casa parece una hielera ando bien a gusto. Me pongo contento y por el frío se antoja tomarse un cafecito, leer un rato o no sé, ver una película.

Desde pequeño me encanta el frío, que según recuerdo, en Monterrey eran algo infernales eh? Y dice mi madre que de pequeño me la pasaba enfermo de la garganta.. Luego de pensarlo un poco ya veo porque tengo esta voz tan armoniosa!.... Ajá...(Lo bueno es que puedo cantar las de Eros en sus tonos)

Pero bueno, fíjense que antes podría controlar mejor el frío por una técnica rara: bajaba mentalmente la temperatura de mis manos y así como por arte de magia todo mi cuerpo se encontraba caliente pero con las manos heladas! Con el tiempo perdí esa capacidad y en una ocasión vi un programa de unos monjes tibetanos (Ommmm, Ommm para ponernos en ambiente) que se salían a la nieve a pasar la noche cubiertos por una sencilla túnica, luego de estar antes concentrándose. Lo que me provocó una gran sonrisa fue que al estarlos examinando, se dieron cuenta de que su cuerpo estaba tibio pero sus manos estaban casi congeladas.

No hay comentarios.: